sábado, 5 de enero de 2008

RUBEN DARIO

POEMAS DE RUBEN DARIO

Selección de algunos, de los que, a mi juicio, son de los mejores trabajos poéticos del bardo nicaragüense, gloria de América Latina.

CONTENIDO:

LOS MOTIVOS DEL LOBO
A MARGARITA DEBAYLE
SONATINA
MARCHA TRIUNFAL
CANCION DE OTOÑO EN PRIMAVERA

LOS MOTIVOS DEL LOBO

El varón que tiene corazón de lis
alma de querube, lengua celestial
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,

Bestia temerosa de sangre y de robo
las fauces de furia, los ojos de mal
¡El lobo de Gubbia, el terrible lobo!
rabioso ha asolado los alrededores
cruel ha deshecho todos los rebaños
devoró corderos, devoro pastores
y son incontables sus muertes y daños.
.
Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados, Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros
como de cabritos y de corderillos.

Francisco salió,
al lobo buscó en su madriguera
cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él, . Francisco con su dulce voz
alzando la mano
al lobo furioso, -dijo“¡paz hermano
lobo!” El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco
cerró las abiertas fauces agresivas
y dijo “¡Está bien, hermano Francisco!”.

“¿Cómo?” -exclamó el santo-“¿es ley que tu vivas
de horror y de muerte?”
¡La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor
no han de contener tu encono infernal?.
¿Vienes del infierno?
¿te han infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?

Y el gran lobo humilde - “¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre!”. En el bosque helado
no hallé qué comer y busqué el ganado
y en veces comí ganado y pastor
.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí
el oso o el ciervo, y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar!”.
de las roncas trompas el sordo clamor
a los animales de Nuestro Señor,
¡Y no era por hambre que iban a cazar!.

Francisco responde – “En el hombre existe
mala levadura
cuando nace, viene con pecado. Es triste
mas el alma simple de la bestia es pura..
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gentes en este país”
¡Qué Dios melifique tu ser montaraz!
-Está bien hermano, Francisco de Asís
-Ante el Señor, que todo ata y desata
en fe de promesa, tiéndeme la pata
el lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.

Fueron a la aldea, la gente veía
y lo que miraba casi no creía.
tras el religioso, iba el lobo fiero
y, baja la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.

Francisco llevó la gente a la plaza
y allí predicó
y dijo, -He aquí una amable caza
el hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, denle su alimento
a la pobre bestia de Dios, - ¡Así sea!
contestó la gente toda de la aldea..
Y luego en señal
de contentamiento
movió testa y cola el buen animal
y entró con Francisco de Asís al convento. .

Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
Y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
Cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía
El lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle
iba por el monte, descendía al valle
entraba a las casa y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo

Un día Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo
desapareció, volvió a la montaña
y recomenzaron su aullido y su saña.
Otra vez sintiese el temor, la alarma
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto los alrededores
de nada servían el valor y el arma
pues la bestia fiera
no dio tregua a su furor jamás
como si tuviera
fuegos de Moloch y de Satanás. .

Cuando volvió al pueblo el divino santo
todos lo buscaron con quejas y con llanto
y con mil querellas dieron testimonio
pues sufrían y perdían tanto
de este infame lobo del demonio.

Francisco de asís se puso severo.
Se fue a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero
y junto a su cueva halló a la alimaña
-“En nombre del padre del sacro universo
conjúrote -dijo- ¡oh lobo perverso!.
a que me respondas ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta., - Te escucho.
Como en sorda lucha, habló el animal
la boca espumosa y el ojo fatal;
-Francisco, Francisco, no te acerques mucho
yo estaba tranquilo allá en el convento
al pueblo salía
y si algo me daban estaba contento
y manso comía
mas empecé a ver que en toas las casas
estaba la Envidia, la Saña, la Ira
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de injuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra
perdían los débiles, ganaban los malos
hembra y macho eran como perro y perra
y un buen día todos me dieron de palos.
Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía las sagradas leyes
todas las criaturas eran mis hermanos;
los hermanos hombres, los hermanos bueyes
hermanas estrellas y hermanos gusanos
Y así me apalearon y me echaron fuera.
y su risa fue como un agua hirviente
y entre mis entrañas revivió la fiera
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
Y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar,
como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar
Déjame existir en mi libertad ,
Vete a tu convento, hermano Francisco
sigue tu camino y tu santidad”.

El santo de Asís no le dijo nada
la miró con una profunda mirada
y partió con lágrimas y con desconsuelos.
y habló al Dios eterno con su corazón
El viento del bosque llevó su oración
que era: “Padre Nuestro que estás en los cielos…”


A MARGARITA DEBAYLE

Margarita, está linda la mar
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
Yo siento
en el aire una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.

Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes.

Un quiosco de malquista
un gran manto de tisú
y una gentil princesita
tan bonita, Margarita,
tan bonita como tú.

Una tarde la princesa
vio una estrella parecer
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.


Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti
cortan lirios, cortan rosas
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella
bajo el cielo y sobre el mar
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió comino arriba
por la luna y más allá
mas lo malo es que ella iba
sin permiso del papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor
se miraba toda envuelta
con un dulce resplandor.

Y el rey dijo, “¿Qué te has hecho?”
te he buscado y no te hallé
y, “¿Qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?”.

La princesa no mentía
y así dijo la verdad
“Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad”.

Y el rey clama: “¿No te he dicho
que lo azul no hay que tocar?”
“¡Qué locura!, ¡Qué capricho!”
el Señor se va a enojar”

Y ella dice: “No hubo intento,
yo me fui no sé por qué
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté”.

Y el papá dije enojado
“Un castigo has de tener
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver”.

La princesa se entristece
por su dulce flor luz
cuando entonces aparece
sonriente el buen Jesús.

Y así dice: “En mis campiñas
esa rosa le ofrecí
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mi”.

Viste el rey ropas brillantes
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
por la orilla de la mar.

La princesita está bella
pues ya tiene el prendedor
en que lucen con la estrella
verso, perla, pluma y flor.

Margarita, está linda la mar
y el viento
lleva esencia sutil de azahar
tu aliento.
Ya que lejos de mi vas a estar
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

SONATINA

La princesa está triste…¿Qué tendrá la princesa?
los suspiros se escapan de su boca de fresa
que ha perdido la risa, que ha perdido el color
La princesa está pálida en su silla de oro
está mudo el teclado de su clave sonoro
y en un vaso olvidado se desmaya una flor

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales
parlanchina, la dueña dice cosas banales
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el ciclo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
o en el rey de las islas de las rosas fragantes
o en el que es soberano de los claros diamantes
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ornuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa
tener alas ligeras, bajo el cielo volar
ir al sol por la escala luminosa de un rayo
saludar a los lirios con los versos de Mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar

Ya no quiere el palacio ni la rueca de plata
ni el halcón encantado, ni bufón escarlata
ni los cisnes unánimes en lago de azur
y están tristes las flores por la flor de la corte
los jazmines de Oriente. Los melumbos del Norte
de Occidente las dalias y las rosas del sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
está preso en sus oro, está presa en sus tules
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardias
que custodian cien negros con sus cien alabardas
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.


¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
La princesa está triste. La princesa está pálida
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¿Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
la princesa está pálida
más brillante que el alba, más hermosa que abril.

Calla, calla, princesa, dice el hada madrina
en caballo con alas, hacia acá se encamina
en el cinto la espada y en la mano el azor.
El feliz caballero que te adora sin verte
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte
¡A encenderte los labios con un beso de amor!

MARCHA TRIUNFAL

¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines.
La espada se anuncia con vivo reflejo;
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.

Ya viene debajo los arcos ornados las blancas Minervas y Martes
los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus largas trompetas
la gloria de los estandartes,
llevados por manos robustas de heroicos atletas
se escucha el ruido que forman las armas de los caballeros,
los frenos que mascan los fuertes caballos de guerra,
los cascos que hieren la tierra
y los timbaleros
que al paso acompasan con ritmos marciales,
¡Tal pasan los fieros guerreros
debajo los arcos triunfales!.

Los claros clarines de pronto levantan sus sones
su canto sonoro
su cálido coro,
que envuelvo en un trueno de oro
la augusta soberbia de los pabellones
el dice la lucha, la herida venganza,
las ásperas crines,
los rudos penachos, la pica, la lanza,
la sangre que riega de heroicos carmines
la tierra;
los negros mastines
que azuza la muerte, que rige la guerra.

Los áureos sonidos
anuncian el advenimiento
triunfal de la gloria;
dejando el picacho que guarda los nidos
tendiendo sus alas enormes al viento
los cóndores llegan ¡Llegó la victoria!

Ya pasa el cortejo
señala el abuelo los héroes al niño:
ved cómo la barba del viejo
los bucles de oro circunda de armiño.
Las bellas mujeres aprestan coronas de flores
y bajo los pórticos vénse sus rostros de rosa;
y la más hermosa
sonríe al más fiero de los vencedores.
¡Honor al que trae cautiva la extraña bandera,
honor al herido y honor a los fieles
soldados que muerte encontraron por mano extranjera!
¡Clarines! ¡Laureles!

Las nobles espadas de tiempos gloriosos
Donde sus panoplias saludan loas nuevas coronas y lauros
las viejas espadas de los granaderos más fuertes que osos
hermanos de aquellos lanceros que fueron centauros
las trompas guerreras resuenan,
de voces los aires se llenan…
A aquellas antiguas espadas,
a aquellos ilustres aceros
que encarnan las glorias pasadas.

Y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas,
y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros
al que ama la insignia del suelo materno,
al que ha desafiado ceñido el acero y el arma en la mano,
los soles del rojo verano
las nieves y vientos del gélido invierno,
la noche, la escarcha,
y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal,
saludan las voces las trompas de guerra que tocan la marcha triunfal.

CANCION DE OTOÑO EN PRIMAVERA

Juventud divino tesoro
¡Ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar no lloro
y a veces lloro sin querer.

Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y aflicción

Miraba como el alma pura;
sonreía como una flor;
era su cabellera oscura
hecha de noche y de color!

Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue
para mi amor hecho de armiño
Herodías y Salomé

Juventud, divino tesoro
¡Ya te vas para no volver…!
Cuando quiero llorar no lloro
y a veces lloro sin querer

Y más consoladora y más
halagadora y expresiva.
La otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía. .
en un paplo de gasa pura
una bacante se envolvía.


En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebe…
Y le mató, triste y pequeño
falto de luz, falto de fe…

Juventud divino tesoro
¡Te fuiste parta no volver!
Cuando quiero llorar no lloro
y a veces lloro sin querer.

Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca
con sus dientes el corazón.

Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad;
mientras eran abrazos y beso
síntesis de la eternidad.

Y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también.

Juventud divino tesoro
¡Ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar no lloro
y a veces lloro sin querer.

¡Y las demás! en tantos climas
en tantas tierras siempre son
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura, amarga y pesa
¿Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco
mi sed de amor no tiene fin
con el caballo gris me acerco
a los rosales de mi jardín.

Juventud divino tesoro
Ya te vas para no volver
Cuando quiero llorar no lloro
y a veces lloro sin querer. .