sábado, 5 de enero de 2008

JOSE ASUNCION SILVA

VEJECES


Las cosas viejas, tristes, desteñidas
Sin voz y sin color, saben secretos
De las épocas muertas, de la vida
Que ya nadie conserva en su memoria
Y a veces a los hombres, cuando inquietos
Las miran y las palpan, son extrañas
Voces de agonizante, dicen, paso
Casi al oído, alguna rara historia
Que tienen oscuridad de telaraña
¡Colores de anticuada miniatura.
Hoy de algún mueble en el cajón dormida
Cincelado puñal, carta borrosa.
Tabla en que se deshace la pintura
Por el tiempo y por el polvo ennegrecida;
Las confidencias Histórico blasón donde se pierde
La divisa latina, presuntuosa.
Medio borrada por el liquen verde;
Misales de las viejas sacristías,
De otros siglos fantásticos espejos
Que en el azogue de las lunas frías
Guardáis de lo pasado lo reflejo
Arca en un tiempo de ducados llena,
Crucifijo que tanto moribundo
Humedeció con lágrimas de pena
Y besó con amor grave y profundo;
Negro sillón de Córdoba, alacena
Que guardaba un tesoro peregrino;
Y donde anida la polilla sola;
Sortija que adornaste el dedo fino
De algún hidalgo de espadín y gola;
Mayúsculas del viejo pergamino,
Batista tenue que a vainilla hueles;
Seda que te deshaces en la trama
Confusa de los ricos brocateles;
Arpa olvidada que al sonar te quejas;
Incomprensibles en las antiguas rejas,
El vulgo os huye, el soñador os ama
Y en nuestra muda sociedad reclama
de las cosas viejas!.
El pasado perfuma los ensueños
Con esencias fantásticas y añejas
Y nos lleva a lugares halagüeños
En épocas distantes y mejores
;¡por eso a los poetas soñadores
le son dulces, gratísimas y caras,
las crónicas, historias y consejas,
las formas, los estilos, los colores,
las sugestiones místicas y caras
y los perfumes de las cosas viejas




NOCTURNO

Una noche,
Una noche toda llena de perfumes, de murmullos
Y de música de alas.
Una noche
En que ardían en la sombra nupcial y húmeda
Las luciérnagas fantásticas,
A mi lado, lentamente, contra mi ceñida
Toda muda y pálida
Como si un presentimiento de amarguras infinitas
Hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara.
Por la senda que atraviesa la llanura florecida
Caminabas
Y la luna llena
Por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía
Su luz blanca
Y tu sombra, fina y lánguida
Y mi sombra
Por los rayos de la luna proyectada
Sobre las arenas tristes
De la senda se juntaban
Y eran una
Y eran una
¡y eran una sola sombra larga!
¡y eran una sola sombra larga!
¡y eran una sola sombra larga!.

Una noche
Solo, el alma
Llena de las infinitas amarguras y agonías
De tu muerte
Separada de ti misma, por la sombra , por el tiempo
Y la distancia
Por el infinito negro
Donde nuestra voz no alcanza
Solo y mudo
Por la senda caminaba,
Y se oían los ladridos de los perros a la luna,
A la luna pálida
Y el chirrido
De las ranas….
Sentí frío, ¡era el frío que tenían en la alcoba
Tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
Entre las blancuras níveas
De las mortuorias sábanas!
Era el frío del sepulcro, era el frío de la muerte,
Era el frío de la nada…


Y mi sombra
Por los rayos de la luna proyectada,
Iba sola
Iba sola
¡iba sola por la estepa solitaria!

Y tu sombra esbelta y ágil
Fina y lánguida
Fina y lánguida
Como en esa noche tibia de la muerta primavera
Como en esa noche llena de perfumes, de murmullos
Y de música de alas
Se acercó y marcho con ella
Se acercó y marchó con ella
Se acercó y marchó con ella

Oh las sombras enlazadas
¡oh las sombras que se buscan
y se juntan
en las noches de negruras y de lágrimas!